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La distribución funcional del ingreso en Argentina: datos al segundo trimestre de 2022

El presente informe analiza los datos referidos a distribución funcional del ingreso derivados del informe de INDEC denominado Cuenta Generación e Ingresos e insumo de mano de obra correspondiente al segundo trimestre de 2022.

El panorama actual muestra una fuerte recuperación del empleo, pero a la par, un magro desempeño en materia salarial, sin recuperación de los puntos de poder adquisitivo perdidos. Al mismo tiempo, los balances de las principales empresas de nuestro país dan cuenta de fuertes incrementos de rentabilidad operativa. Este proceso sugiere una transferencia de ingresos de los primeros a los segundos. El informe profundiza y analiza esta hipótesis.

Antes de avanzar, es importante detallar las definiciones más relevantes. Según el INDEC, “la cuenta de generación del ingreso se construye a partir de información de estadísticas básicas que releva el INDEC, como la EPH, la Encuesta de Gastos de los Hogares (ENGHo), censos de población, censos agropecuarios y censos económicos, y de información de registros administrativos del sector público, como los registros de los puestos de trabajo del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) para el sector privado y de los registros del sector Gobierno en sus tres jurisdicciones (nacional, provincial y municipal)”. Indica además que “la cuenta de generación del ingreso desagrega en componentes el valor agregado bruto valuado a precios básicos que la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales publica en las “Series trimestrales de oferta y demanda globales” y en las “Series por sector de actividad económica”. Las partidas que componen la cuenta para la economía total son: Cuenta de generación del ingreso Empleos Recursos Remuneración al trabajo asalariado (RTA) Sueldos y salarios Contribuciones de los empleadores Otros impuestos netos de subsidios a la producción (T-S) Valor agregado bruto a precios básicos (VABpb) Excedente de explotación bruto (EEB) e ingreso mixto bruto (IMB)”.

Para complementar esta explicación, a continuación, se definen una serie de conceptos. Por un lado, la participación en el ingreso de las y los trabajadores se denomina en el informe como Remuneración al Trabajo Asalariado (RTA). Según INDEC, “la remuneración de los asalariados se define como la remuneración total, en dinero o en especie, a pagar por una empresa a un asalariado en contraprestación del trabajo realizado durante el período contable”.

La participación del capital en el ingreso se denomina Excedente de Explotación Bruto (EEB) y el INDEC lo define como “el saldo contable de las empresas constituidas en sociedad. Es una medida del excedente o el déficit devengado de los procesos de producción sin tener en cuenta los intereses, las rentas o los gastos análogos a pagar por los activos financieros o los activos no producidos recibidos en préstamo o arrendados por la empresa; ni los intereses, las rentas o los ingresos análogos a cobrar por los activos financieros o los activos no producidos que son propiedad de la empresa, necesarios para llevar a cabo el proceso de producción. Este saldo contable se obtiene una vez que la remuneración de los asalariados y los impuestos menos las subvenciones sobre la producción se deducen del valor agregado”.

Para completar la distribución, se incluye Otros impuestos netos de subsidios a la producción (T-S), referidos a impuestos a la producción netos de los subsidios a la producción e Ingreso Mixto Bruto (IMB). Este último es “el saldo contable de las empresas no constituidas en sociedades, propiedad de los hogares cuyos propietarios o miembros aportan mano de obra no remunerada de una clase similar a la que podrían aportar trabajadores remunerados”.

En el informe se hará particular hincapié en los dos primeros conceptos.


1- La distribución del ingreso entre 2016 y 2022

Asalariados (RTA)

Los datos recientemente publicados dan cuenta de una fuerte caída de participación de las y los asalariados en el ingreso entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022. La caída asciende a 6,9 puntos porcentuales. El análisis, de todas formas, da cuenta de que la mayor parte de ese retroceso se evidencia entre el primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019, donde el guarismo retrocede en 4,8 puntos, es decir, el 70% del retroceso total. El resto (2,1 puntos) se reducen entre 2019 y 2022.

Si se comparan los valores de los segundos trimestres, los datos dan cuenta de un proceso similar: -4,5 entre el segundo trimestre de 2016 y el segundo trimestre de 2019; y -2,2 entre este último y el segundo trimestre de 2022.

Si se analizan los datos excluyendo sector público,la caída de participación de las y los asalariados en el ingreso entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022 asciende a 6,5 puntos porcentuales. El análisis, de todas formas, da cuenta de que la mayor parte de ese retroceso se evidencia entre el primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019, donde el guarismo retrocede en 4,5 puntos, es decir, el 70% del retroceso total. El resto (2,0 puntos) se reducen entre 2019 y 2022.

Si se comparan los valores de los segundos trimestres, los datos dan cuenta de un proceso similar: -4,3 entre el segundo trimestre de 2016 y el segundo trimestre de 2019; y +1,4 entre este último y el segundo trimestre de 2022.

Capital (EEB)

En lo referido a la participación del capital en el ingreso – que se denomina Excedente de Explotación Bruto-, se observa que, entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022, la participación se incrementó en 5,3 puntos porcentuales. A la inversa del caso anterior, en la subetapa que corre desde el primer semestre de 2019 al primer semestre de 2022 es donde se produce el mayor incremento: 3,5 p.p. (65%).El resto (1,8 puntos) corresponde al período primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019.

Si se comparan los valores de los segundos trimestres, los datos de la participación del capital dan cuenta de un proceso similar: +1,2 puntos entre el segundo trimestre de 2016 y el segundo trimestre de 2019; y +3,8 puntos entre este último y el segundo trimestre de 2022.

Si se analizan los datos excluyendo sector público, se observa que, entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022, la participación del capital se incrementó en 5 puntos porcentuales. A la inversa del caso anterior, en la subetapa que corre desde el primer semestre de 2019 al primer semestre de 2022 es donde se produce el mayor incremento: 3,8 p.p. (76%). El resto (1,2 puntos) corresponde al período primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019.

Si se comparan los valores de los segundos trimestres, los datos dan cuenta de un proceso similar: +0,7 entre el segundo trimestre de 2016 y el segundo trimestre de 2019; y +3,9 entre este último y el segundo trimestre de 2022.

Cuentapropismo y economía familiar (IMB)

En lo referido a la participación del ingreso mixto sobre el ingreso general, se observa que, entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022, la participación se incrementó en 1,8 puntos porcentuales. El proceso se divide en un incremento en las dos subetapas: entre el primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019, el guarismo se acrecienta en 1,6 puntos (90%); y entre el primer semestre de 2019 y el primer semestre de 2022, donde se incrementa otros 0,2 puntos.

Si se comparan los valores de los segundos trimestres, los datos dan cuenta de un proceso similar: +1,3 entre el segundo trimestre de 2016 y el segundo trimestre de 2019; y -0,1 entre este último y el segundo trimestre de 2022.

Si se analizan los datos de participación del Ingreso Mixto Bruto excluyendo sector público, se observa que, entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022, la participación se incrementó en 1,8 puntos porcentuales. El proceso se divide en un incremento en las dos subetapas: entre el primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019, el guarismo se acrecienta en 1,5 puntos (85%); y entre el primer semestre de 2019 y el primer semestre de 2022, donde se incrementa otros 0,3 puntos.

Si se comparan los valores de los segundos trimestres, los datos dan cuenta de un proceso similar: +1,3 entre el segundo trimestre de 2016 y el segundo trimestre de 2019; y -0,2 entre este último y el segundo trimestre de 2022.


2- La participación de los asalariados en el ingreso: principales variaciones

Si se resume la evolución de la participación del ingreso de las y los trabajadores y la del capital entre 2016 y hoy se observa como las curvas, que en el primer semestre de 2016 se mantenían con una distancia de 12 puntos en favor de los primeros, se invierte en el primer semestre de 2021 y se mantiene en valores relativamente equivalentes entre ambos conceptos en el primer semestre de este año (44,4% RTA y 45,0% EEB).

Peor aún, si se analiza la situación excluyendo el Sector Público, las inclinaciones de las curvas son similares pero el punto de origen es sensiblemente más adverso para las y los trabajadoras/es. Se observa como la brecha entre las curvas, que en el primer semestre de 2016 se mantenía con una distancia de casi 5 puntos en favor del capital, en el primer semestre de 2022 se amplía a 16,4 puntos (35,7% RTA y 52,1% EEB).

En proceso mencionado, que se observa en el gráfico previo, es el resultado del retroceso de la participación de las remuneraciones y el incremento del excedente de explotación bruto, lo que se ilustra en los dos gráficos a continuación.


3- La distribución del ingreso según sector de actividad económica

¿Cuál es la participación de las y los trabajadores en el ingreso según actividad económica? En Agricultura, ganadería, caza y silvicultura, el guarismo llega a sólo el 14,0%. El trabajo se queda, además, con el 26,7% de la generación del ingreso el Comercio mayorista y minorista, 33,8% en Hoteles y restaurantes, 40,1% en Construcción. En la industria, alcanza hoy el 26,7%.

A continuación, se describen las principales variaciones en la participación de los asalariados en el ingreso entre el primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2022. Asimismo, se describen los procesos de cada sector de actividad en los subperíodos primer semestre 2016 a primer semestre 2019 y desde este último al primer semestre 2022.

Electricidad, gas y agua, Servicios comunitarios y personales, Intermediación financiera y Servicios sociales y de salud fueron los sectores de actividad donde la participación se incrementó en mayor medida. En Electricidad, gas y agua y Servicios Sociales y de salud, este proceso lo explica principalmente la etapa 2022-2019.

En cambio, en Enseñanza privada, Industria manufacturera y Comercio, se redujo la participación del ingreso de los y las trabajadores/as entre 28,5 y 10,4 puntos.

En Comercio mayorista y minorista, Construcción e Industria manufacturera se observa la caída de la participación.  


4- Productividad e ingresos

En consonancia con una distribución funcional del ingreso más regresiva, se observa un gap relevante entre los ingresos medios de los trabajadores y la productividad de dichos puestos. Si bien la tendencia instaurada desde 2016 es a la baja en ambos componentes, la caída fue más pronunciada en los ingresos de los trabajadores que en la productividad. Esto genera una “brecha” de productividad no pagada a los trabajadores que alcanza hoy un valor acumulado de 15% (si se consideran los segundos trimestres entre 2016 y 2022) y que, si se ajusta contra la tendencia cíclica, podría reducirse a un 12%.

Vale destacar igual que dicha brecha entre la productividad y el ingreso asalariado real llegó a ser del 20% durante la primera parte del año 2021. En aquél entonces, los ingresos salariales hacían piso mientras que la producción continuaba creciendo y el gap se amplió fuertemente. De hecho, si ponemos el foco en los últimos años, desde el último trimestre de 2019 hasta la actualidad la productividad laboral por puesto subió 14%, mientras que los ingresos reales de los asalariados solo mejoraron 2%. Es decir, el 83% de la mejora en la productividad laboral de estos últimos 3 años se lo quedaron las empresas. Esto, en última instancia, significa otra forma de transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia los empresarios que se suma a la pérdida por un mayor incremento de precios que de salarios.

En esta instancia, vale destacar que en base a otras estadísticas con mayor desagregación disponible podemos afirmar que el gap de productividad promedio es una medida sesgada. Esto se debe a que contempla a todos los asalariados por igual, ya sean registrados o no registrados. Cuando separamos esa dinámica vemos que actualmente las realidades son muy distintas: de 2016 a la fecha los registrados perdieron entre 17 y 22 puntos de poder adquisitivo, mientras que los no-registrados están más de 30 puntos por debajo. Esta brecha de ingreso se explica porque durante el actual gobierno los registrados (tanto público, como privado) pudieron cambiar la dinámica de negociación y disputarle de manera más equitativa a la inflación, pero no así los no-registrados. Estos últimos continuaron con la tendencia declinante comenzada en 2016 (aunque a un ritmo sustancialmente menor de pérdida). Incluso, en un segundo nivel de análisis, hacia adentro de los propios registrados privados existen también marcadas heterogeneidades (1).

Este fenómeno de fragmentación laboral permite explicar, en parte, la imposibilidad de conseguir mejoras salariales en un contexto de fuerte creación de puestos de trabajo (tanto registrados, como no-registrados). Contrario a la intuición, el ciclo de retroceso de los ingresos de los trabajadores iniciado en 2016 no logró ser revertido durante la fuerte creación de empleo de estos últimos años. Es decir, los menores niveles de desempleo del último bienio no redundaron en mejoras salariales reales.

Asimismo, y como se mencionó en la sección anterior, existen también diferentes realidades a nivel de sectores. Si bien el promedio de productividad por puesto de trabajo retrocedió levemente desde 2016, esto se explica principalmente por la pérdida de competitividad en sectores no-transables, mientras que en otros sectores claves, como agricultura e industria, los niveles de productividad actuales son superiores a los de 2016 y se han incrementado de manera significativa durante los últimos dos años. Lo curioso en estos sectores es que, pese a los aumentos de productividad mencionados, los ingresos medios de cada trabajador en esos sectores retrocedieron en términos reales. Dicho de modo claro: en esos sectores, los trabajadores produjeron más, pero cobraron menos.

Para el caso del sector primario (Agricultura, ganadería, caza y silvicultura), la productividad laboral mostrada en dicho sector es igual a la del segundo trimestre de 2016 y consiste, de hecho, en uno de los niveles más elevados de la serie. Sin embargo, el ingreso medio real de los trabajadores de ese sector apenas mejoró en el último trimestre y está hoy 12 puntos por debajo del valor de 2016.Si tomamos los años de la actual gestión, el salto de la productividad laboral en este sector fue de más del 40%, mientras en ese mismo lapso los ingresos reales de los que trabajan en ducho sector cayeron cerca de 20 puntos.

Para el caso de la industria manufacturera, la no-retribución de las mejoras en la productividad laboral son aún más marcadas. Al segundo trimestre de este año, la productividad por puesto es 7% superior a la de 2016 y constituye el valor más alto de la serie. Sin embargo, el ingreso medio real de los trabajadores de ese sector acumula una pérdida cercana a los 25 puntos desde 2016. Una vez más, si tomamos los años de la actual gestión se observa directamente una relación inversa entre los ingresos de los trabajadores y su productividad.

Para tomar un orden de magnitud, el monto que equipararía el ingreso total de los trabajadores industriales con lo que les corresponde por productividad no pagada desde 2016 sería de aproximadamente 1,6 billones de pesos en remuneraciones para todos los trabajadores de ese rubro.

En conclusión, si bien luce difícil cerrar el “gap de productividad” acumulado durante los últimos 6 años en algunos sectores, en términos generales no cabe duda de que la mejora en la productividad laboral fue un pilar de la recuperación económica de 2021-2022 y, por lo tanto, debería ser considerada a la hora de pensar herramientas de mejora de los ingresos para los trabajadores, tanto formales como informales.

En este sentido, no solo es relevante considerar las heterogeneidades que tienen los diferentes segmentos del mercado laboral (registrados y no-registrados), sino también las diversas realidades de muchos sectores productivos que tuvieron mejoras de productividad sustanciales y los empresarios se apropiaron de la misma. El “gap de productividad” es, entre otros, una de las herramientas a través de las cuales algunos empresarios lograron hacer que el crecimiento económico de estos últimos dos años no se distribuya de manera más equitativa.


Conclusiones

  • Los datos recientemente publicados por INDEC en la Cuenta Generación de Ingreso e Insumo de Mano de Obra son ilustrativos de la paradoja que atraviesa el ciclo económico en la actual coyuntura: datos positivos de crecimiento que conviven con regresividad distributiva.
  • Asalariados: los números dan cuenta de una fuerte caída de participación de las y los asalariados en el ingreso entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022. La caída asciende a 6,9 puntos porcentuales. El análisis, de todas formas, da cuenta de que la mayor parte de ese retroceso se evidencia entre el primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019, donde el guarismo retrocede en 4,8 puntos, es decir, el 70% del retroceso total. El resto (2,1 puntos) se reducen entre 2019 y 2022. Si se analizan los datos excluyendo sector público, la caída de participación de las y los asalariados en el ingreso muestra valores similares: el retroceso entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022 asciende a 6,5 puntos porcentuales, 70% explicado por el primer subperíodo (2016-2019).
  • Empresarios: se observa que, entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022, la participación se incrementó en 5,3 puntos porcentuales. A la inversa del caso anterior, en la subetapa que corre desde el primer semestre de 2019 al primer semestre de 2022 es donde se produce el mayor incremento: 3,5 p.p. (65%). El resto (1,8 puntos) corresponde al período primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019. Si se analizan los datos excluyendo sector público, se observa un proceso similar: entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022, la participación se incrementó en 5,0 puntos porcentuales, concentrándose en el período que corre desde el primer semestre de 2019 al primer semestre de 2022 (76%).
  • Tres momentos distributivos: En definitiva, en el proceso mencionado se pueden distinguir tres momentos: 1)  los asalariados perdieron sensiblemente participación en el ingreso en la etapa de la gestión Cambiemos; 2) la pandemia mejoró provisoriamente la situación donde, en el marco de un fuerte retroceso de la economía, las políticas de protección de asalariados permitieron que estos se vieran menos afectados que el capital; y 3) la pospandemia significó que el excedente de capital bruto se expandiera en su incidencia sobre los ingresos en el marco de una fuerte reactivación.
  • Desde una mirada integral sobre la puja distributiva, capital-trabajo entre 2016 y la actualidad, se observa que en el primer semestre de 2016 la distancia entre ambas participaciones ascendía a 12 puntos en favor de los asalariados, y que esa relación se invierte en el primer semestre de 2021 levemente en favor del capital y se mantiene en valores relativamente equivalentes en el primer semestre de este año. Los números son: 44,4% asalariados (RTA) y 45,0% empresarios (EEB).
  • Si se realiza el mismo análisis, pero excluyendo el Sector Público, las inclinaciones de las curvas se muestran similares pero el punto de origen es sensiblemente más adverso para las y los trabajadoras/es. Se observa como la brecha entre las curvas, que en el primer semestre de 2016 se mantenía con una distancia de casi 5 puntos en favor del capital, en el primer semestre de 2022 se amplía a 16,4 puntos (35,7% RTA y 52,1% EEB).
  • Productividad en el conjunto de la economía: si ponemos el foco desde el último trimestre de 2019 hasta la actualidad, la productividad laboral por puesto subió 14%, mientras que los ingresos reales de los asalariados solo mejoraron 2%. Es decir, el 83% de la mejora en la productividad laboral de estos últimos 3 años se lo quedaron las empresas. Esto significa una transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia los empresarios que se suma a la pérdida por un mayor incremento de precios que de salarios.
  • Productividad en la industria manufacturera: en este sector la no-retribución hacia los asalariados de las mejoras en la productividad laboral son aún más marcadas. Al segundo trimestre de este año, la productividad por puesto es 7% superior a la de 2016 y constituye el valor más alto de la serie. Sin embargo, el ingreso medio real de los trabajadores de ese sector acumula una pérdida cercana a los 25 puntos desde 2016. Una vez más, si tomamos los años de la actual gestión se observa directamente una relación inversa entre los ingresos de los trabajadores y su productividad. Para tomar un orden de magnitud, el monto que equipararía el ingreso total de los trabajadores industriales con lo que les corresponde por productividad no pagada desde 2016 sería de aproximadamente 1,6 billones de pesos en remuneraciones para todos los trabajadores de ese rubro.

Notas al pie

(1) Para más detalle sobre esta arista del análisis ver: https://centrocepa.com.ar/informes/360-heterogeneidad-en-la-clase-trabajadora-la-dinamica-del-empleo-y-los-salarios-en-la-argentina-reciente-2015-2022.


Registro bibliográfico

Informe CEPA N° 255, ISSN 2796-7166.


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